Con la llegada del frío es preciso buscar opciones que supongan un ahorro considerable de energía y dinero.
Una alternativa muy recomendable por sus múltiples ventajas son los radiadores de aceite.
Estos pequeños emisores térmicos cubren las necesidades del día a día y suelen contar con un regulador de potencia para adaptarse a todo tipo de espacios o áreas.
Incluso algunos modelos cuentan con un termostato ajustable para regular la temperatura y no consumir más electricidad de la necesaria.
Los radiadores de aceite son electrodomésticos que pueden calentar cualquier estancia a través del fluido térmico que incorporan en su interior.
Una vez se enciende, el fluido que suele ser un aceite especialmente dedicado para este fin, se calienta repartiendo el calor de forma uniforme por todo el radiador.
Este aceite mantiene la temperatura incluso un tiempo después de haberse apagado.
Con los radiadores de aceite se calienta la estancia donde se esté utilizando por convección natural.
Es decir el aire que circula por el ambiente es calentado y asciende dejando paso al aire más frío que se calentará a su vez.
Los radiadores de aceite generan ambientes cálidos a la vez que reducen el gasto energético.
Cuentan con un sistema de seguridad inteligente, que al detectar una cierta temperatura deja de emitir calor por si solo.
Cuentan con un tipo de energía limpia, con lo que no necesita mantenimiento y son fáciles de limpiar.
Permite un gran ahorro de energía y dinero ya que es posible aprovechar al máximo su calor residual para seguir calentando la habitación una vez apagado.
El aceite que lleva en su interior nunca se consume por lo que no necesita ningún tipo de recambio.